miércoles, 8 de febrero de 2012

Rescate de flamenco herido, y alguna cosilla de Pétrola

Buenas…
Tiempo llevaba sin escribir. Entre que hay gente que a uno le quita las ganas de escribir y que tampoco es que haya demasiado que contar, tenia esto algo abandonado, no puede ser.
Estos días la cosa esta paradilla en Pétrola. Yo pensando en que llegarían aves rarísimas de latitudes norteñas huyendo de la ola de frio siberiano, y resulta que los de aquí son los que se las han pirado. Y no me extraña, el frescor salvaje del Caribe que nos ha acompañado estos días ha hecho que muchas de las lagunas del complejo endorreico Pétrola-Corral Rubio se hayan helado, incluso Pétrola, hipersalina ella, ha tenido 1/3 de su superficie helada. Con temperaturas de -8, sensaciones térmicas de -14 y rachas de viento de hasta 70km/h las aves que quedan están en los lugares más resguardados, listos ellos!.
Esta mañana me he dado una vuelta por ahí, más que nada por

aburrimiento, esto de estar en el paro aburre mucho, entre otras cosas. El caso es que en la laguna de Pétrola hay menos hielo, pero sigue soplando bastante viento, así que las aves estaban lejos, complicado hacer observaciones interesantes. Aun así he visto un grupillo numeroso (para lo que se estila por aquí) de unos 35 correlimos comunes Calidris alpina. Delante de mis narices han pasado dos ejemplares adultos de gaviota cabecinegra Larus malenocephalus. Las primeras que veo desde el pasado verano, cuando confirmamos la reproducción de esta especie en la laguna de Pétrola.

Poca cosa más por Pétrola, ánades rabudos Anas acuta, silbones europeos Anas penelope, cercetas comunes Anas crecca, cuchara común Anas clypeata, ánade azulón Anas platyrhynchos, tarros blaco Tadorna tadorna, pato colorado Netta ruffina, ánade friso Anas penelope, porrón europeo Aythya ferina y malvasía cabciblanca Oxyura leucocephala. Lo normal, las mismas especies, pero en números bajos a simple vista. Bueno, se me olvidaban, algunas fochas cornudas (4) Fulica cristata, que no se me enfaden por no citarlas.
De Pétrola me he ido a Corral Rubio a ver cómo estaban Hoya Chica y Hoya Grande. De camino 72
avutardas Otis tarda, ya están tontorronas, queda ya poco para que se pongan a hacer la “rueda”.
Al llegar al Hoya Chica el disgusto del día. En una charca, ahora seca, junto al camino un flamenco Phoenicopterus roseus inmaduro tumbado, maloo!, nada normal la situación. He salido del coche, y el ave ha intentado levantarse, no ha podido a la primera, si a la segunda. Se ha puesto a andar, pero como desorientado. No le colgaban las alas, signo de una posible fractura de las mismas, aparentemente no se veían lesiones externas, pero el ave estaba mal, no había duda. A pocos metros de donde estaba el flamenco hay un tendido eléctrico, justo entre Hoya
Chica y Hoya Grande. Las lagunas distan unos 500 metros la una de la otra, el trasiego de aves que hay entre ambas pasa por encima del tendido, eso si es que por cualquier cosa (niebla, mucho viento, etc.) no deciden pasar a través de el. Ya han caído en ese tendido flamencos, águila real Aquila chrysaetos, malvasías, etc. Yo no sé a que “pijo” esperan a cambiarlo. Me cabrean estas cosas, ¡mucho!.
Desde el primer momento he tenido claro que el ave había colisionado con el tendido, así que me he dispuesto a rescatarlo. Yo no sé si habéis intentado rescatar alguna vez flamenco, como no tenga heridas en los patas, y pueda andar, os hará correr un rato. Y este me ha tenido un buen rato corriendo tras el. El ave intentaba volar, no podía, estaba claro que tenía una lesión en
las alas. Varios incidentes he sufrido. Al poco de iniciar la persecución mi “pata” derecha se ha hundido en el barrizal, he perdido la bota, y me he dado una costalada importante. Puuf, a recomponer el “tipo”, y reiniciar el rescate. El flamenco, cansaico, no se había ido demasiado lejos, a corres otro rato tras el. Ya estaba a punto de capturarlo cuando he pasado sobre una zona helada, mis pies no han traccionado, y mientras mi cerebro daba órdenes de que la línea recta era el camino más corto para atrapar al flamenco, mi cuerpo (asesorado por distintas fuerzas físicas) ha decidido trazar una parábola que ha finalizado cuando mi cuerpo se ha encontrado con el suelo, cubierto de cardos. Ha sido tan grande el estruendo que ocasiono mi impacto, como la algarabía
que mis maniobras han causado en dos abueletes que desde las afueras de Corral Rubio observaban mis carreras. Con el orgullo herido, la rodilla desollada, las manos llenas de pinchos (que aun ahora me estoy quitando) he vuelto a retomar el rescate, ahora ya con la fortuna de encontrarme con el flamenco sentaico, cansado. Lo he cogido, y con una manta de forro polar lo he inmovilizado para que no se dañara alas y patas.
No me he parado a observar lesiones, directamente me lo he llevado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Albacete. Ahí el veterinario lo ha examinado, ha visto un fuerte golpe en el ala derecha, y además de varias erosiones, imagino que se las haría al caer golpeado por el
tendido eléctrico. Parece que el pronóstico es bueno, esperemos que no tenga nada más, que no haya lesiones internas que compliquen la cosa. Ha tenido suerte el bichejo de que pasara yo por ahí, con el golpe en el ala, sin capacidad de volar, sin la seguridad que les da el estar cerca de miembros de su especie, sus posibilidades de supervivencia no serian muy grandes. Yo también he tenido suerte de encontrarlo, no os podéis imaginar lo grato que es salvar la vida de un animal, ¡mola mucho!.
Y se acabo, me voy a por las pinzas a seguir quitándome pinchos.
Chauu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario