Decenas de Flamencos muertos en Hoya Usilla

Esta mañana el compañero de la SAO Javi Perez me ha llamado para decirme que estando viendo aves en Hoya Usilla, una lagunilla muy cerca de Petrola, ha observado varios ejemplares muertos de Flamenco (Phoenicopterus ruber). Me he puesto en marcha hacia allá al momento, pensando mientras conducía en que podría haber pasado, pensando en botulismo, en cazadores, en mil cosas. Dándole vueltas en la cabeza a notas de prensa denunciando el hecho.
Cuando he llegado ahí lo que me he encontrado era muchos más dantesco de lo que me había imaginado. De lejos, el rastrojo que hay junto a la orilla sur de la laguna se veía cubierto de cuerpos de Flamencos, también se veían cadáveres semi sumergidos en el agua, y ejemplares heridos por todos lados. Conforme nos acercábamos a la zona donde estaban los Flamencos muertos la sensación de tristeza se iba acrecentando al ver que había cadáveres por todos lados, que había muchos heridos, algunos bastante mal. Y cuando llegamos por fin a los cadáveres, al verlos tan cerca sin vida, algunos con mutilaciones horribles, alas partidas mostrando los huesos, patas tronchadas como si fueran palillos, abdómenes abiertos de los que salían vísceras, a la tristeza se le sumo la perplejidad, ¿qué podría haber causado esa masacre, esas terribles lesiones?.
Llame al coordinador de los agentes medioambientales de Albacete, me dijo que mandaban agentes para allá. La espera se hizo larga porque veíamos aves heridas a las que no nos atrevíamos a socorrer por miedo a agravar más aun su situación. Al fin llego Miguel Fajardo, el coordinador y otro agente, fliparon al ver el panorama y nos dieron la clave de que es lo que había pasado ahí. La tarde anterior cayo una granizada importante, nos enseñaron alguna foto con granizos del tamaño de nueces. Ya teníamos el causante de la tragedia, el granizo que había astillado las patas de los flamencos, arrancado sus alas y machacado sus cráneos.
Nos pusimos a trabajar, a recoger ejemplares heridos y a inmovilizarlos para que no se lastimaran más. Fueron llegando más agentes, empezamos a apilar los cadáveres y a meterlos en el coche que los llevaría al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje donde se les hará la necropsia. Llegaron aun más agentes, la veterinaria de Centro, Silvia, que alucino al ver el desastre. Metimos a las aves heridas en cajas para trasportarlos al Centro donde los cuidados de Silvia procuraran salvar al mayor número de aves, aunque viendo el estado me temo que no serán muchas las que pueda salvar.
Después de recoger todas las aves que había en tierra, como vimos que ya no podíamos ayudar con las que estaban dentro de la laguna decidimos volvernos a casa. Silvia y los agentes aun tenían faena para rato.
La granizada se cobro la vida de unos 75 Flamencos, cuando nos fuimos habíamos recogido una docena de heridos, otros tantos quedaban heridos en la laguna.
Sin duda ha sido uno de los días más tristes de mi vida, aun ahora, pasadas horas, me vienen a la cabeza terribles imágenes de aves mutiladas, y sé que voy a soñar con lo ocurido.
No sé como acabar esta entrada que ya se esta haciendo pesada, por lo menos detrás de esto no hay un hombre, no sé si me vale de consuelo.
Decía hoy una amiguete que no solo hay que ser el más apto, también hay que tener suerte. La de penurias que habrán pasado estos flamencos para acabar sus días muriendo reventados por el granizo en un rincón de Albacete.
Saludos.