jueves, 3 de marzo de 2016

Nacimiento del río Mundo y la Cañada de los Mojones

Buenas…
Ayer me fui al Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima para preparar un poco la excursión que del 18 al 20 de marzo hemos preparado en ACTIOBirding para conocer ese paraje y la cercana Sierra del Relumbrar.
 Aunque la zona la conozco bien, quería aprovechar para hacer fotos del nacimiento del río Mundo tras los dos reventones que ha tenido este año, y de, paraje con nieve tras la copiosa nevada del fin de semana pasado.
De camino a Riopar, en Hellín, observo mi primer críalo europeo del año, y como suele ser típico de esta especie, detrás las urracas a las que parásita.

El acceso a los “Chorros” estaba cerrado, imagine que había mucha nieve, así que me fui a aparcar el coche al puerto del Arenal, pero poco espacio había para hacerlo precisamente por la nieve que cubría casi toda la zona de aparcamiento.
Encontré hueco, y me dirige de nuevo a la entrada a los Chorros con la certeza de que me iba a divertir mucho con la nieve, el hielo, y con los castañazos que se iba a pegar un servidor, y los demás visitantes del paraje. Con mi bastón, y cuidado, fue avanzando sin no poca dificultad, el sol aun estaba tras las montañas, había nubes y la nieve pisada estaba congelada. Poco a poco fui adelantando a grupitos de personas que acudían a ver tan espectacular paraje. Amablemente les iba saludando, incluso con algunos entable conversación preguntándoles por su origen (había gente de Mallorca, valencianos, alicantinos, toledanos, madrileños…) y explicándoles algunas curiosidades de la zona, por supuesto también haciendo fotos de grupo, lo que le gustara a la gente hacerse fotos!!. Pero no podía evitar preguntarme a mí mismo que le llevara a determinado tipo de personas a visitar un lugar así. Me encontré un grupo de personas,
dos mujeres y un hombre, con el móvil en alto del que salía una horripilante música a todo volumen. La ropa desde luego no era la apropiada para un día de campo, y menos en la nieve, si quizás para ir a la discoteca. No se, se podrían haber quedado en su casita. Aparte de esto, muchas colillas sobre la nieve, papeles de caramelo, bolsas de patatas y otras chuminadas similares. ¿Tanto cuesta llevar una bolsica y echar en ella nuestros desperdicios?, ¿es que esta gente se comporta en su casa como hace en el campo?. De verdad, a veces me dan ganas de liarme a collejas.
Menos mal que en el desvío hacia las “Calderetas” perdí a la gente, ellos siguieron por el atajo, y yo baje hasta el aparcamiento para recorrer el camino junto al rio a solas. Y la verdad es que me lo pase muy bien observando gran cantidad de especies forestales y de ribera: herrerillo común, capuchino, carbonero común y garrapinos, agateador, trepadores azules, piquituertos, arrendajos, petirrojos, chochín, acentores comunes, currucas cabecinegras, lavanderas cascadeñas, azor, etc. En lo alto volaban media docena de buitres, entrando y saliendo de unas plataformas donde llevan unos años criando, y un poco más arriba, en lo alto del cortado, un halcón peregrino.
La subida a las “Calderetas” muy peligrosa, estuve a punto de “desmorrarme” varias veces, pero logre llegar de una pieza. “Los Chorros” llevaban gran cantidad de agua, no tanta como días atrás, pero mucha para lo que suele ser habitual, un grandioso espectáculo sin duda.
Como la mañana iba avanzado rápido, y quería ver otra cosa inicie la retirada, pero por otro lado, no iba a tentar a la suerte otra vez.
De vuelta al coche me dirigí a las proximidades del cortijo de Tribaldos, para coger el camino que sube a la Cañada de los Mojones. Deje el coche en un pequeño apartadero de la carretera, y empecé a subir hacia la Cañada.
El camino con mucha nieve, no se veían pisadas de gente, solo las rodadas de un coche que con dos pares de narices había subido allá, imagino que algún pastor, porque realmente había mucha nieve. Aproveche las rodadas para progresar más fácilmente, pero el sol ya calentaba, y la nieve se estaba deshaciendo corriendo por las rodas como ríos de montaña, ni que decir tiene que acabe calado hasta los huesos de rodilla para abajo, el agua muy cuco encontró una debilidad en mis botas y por ahí entro, jajaja. En fin, poco a poco fuimos subiendo, por un paisaje que si ya de por si es espectacular, con esa cantidad de nieve lo era aun más.
Aves pocas, y cuanto más subía menos, imagino que habrían bajado casi todas a zonas libres de nieve donde encontrar alimento seria mas fácil. Lo
más reseñable un bando de verderones serranos, un par de picogordos, un par de águilas reales, un ratonero, y buitres.
La subida fue espectacular, me lo pase pipa ahí solico escuchando el crujir de la nieve bajo de mi pisada, a los trozos de nieve caer por el deshielo, las gotas de agua que caían de los árboles al fundirse la nieve, o el correteo jugaron de los arroyuelos. Eso si, llegue reventado arriba, que bien me hubieran venido unas raquetas de nieve. La Cañada de los Mojones estaba blanca inmaculada, solo se veía, poco, la rodad del coche del pastor. El resto era un manto blanco sobre el que
se distinguían algunas huellas de animales, de zorro, de ciervo, de tejón, creo que de garduña. Ahí comí, sobre la única piedra libre de nieve que encontré, descansando el cuerpo e enriqueciendo el alma con el paisaje. Sobre mi volaban buitres, igual pensando ellos que bien les vendría que yo fuera una carroña.
Tras comer y descansar un rato inicie el descenso, rápido la verdad, la nieve ya blanda dejaba caminar algo mejor, y como ya mas mojado no podía ir, me daba lo mismo.
No tengo fotos de aves, estuve más pendiente de observarlas y de fotografiar el paisaje, asi que ilustro esta entrada con paisajes.

Y no tengo más que contar. Chauu.
















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