miércoles, 26 de noviembre de 2014

Momentos con una pareja de águilas perdiceras

Hace ya muchos, estaba yo empezando en esto de la ornitología, mi hermana me dejo su coche y me fui a recorrer las estribaciones de la Sierra de

Alcaraz, en concreto un valle muy bonito que por entonces empezaba a conocer, y que luego se convirtió en el lugar donde se volvían mis ojos cuando lo pasaba mal, o cuando no sabia que hacer, o simplemente me aburría.
En esos días ya digo poca idea tenía yo de aves, pero me lo pasaba bien en el campo entre bichos, aprendiendo cantos, conductas, sus lugares secretos. Encontré un nido enorme, como un coche pequeño, pero no sabía de que podía ser. Una gran rapaz rupícola, una real, una perdicera… Pasaron días, era invierno, y no veía movimiento por ahí. Creo recordar que en enero fue cuando se delataron los propietarios de aquel enorme nido, una hermosísima pareja de águilas perdiceras cicleaban sobre el. Era una nueva pareja de esta especie para Albacete, no se sabía que ahí había.
  Ese año aportaron leña al nido, copularon, incluso llegaron a incubar, pero algo paso que los huevos no eclosionaron. Esto les ha pasado posteriormente en más ocasiones, entre pitos y flautas muchas veces pasaron cosas que les fastidiaron la puesta. Construcción de Parques Eólicos, de gaseoductos, talas de choperas, etc. 
Siempre que pude, me acerque a ver como les iba a estas perdis, había un vinculo. 
Un año, trabajaba yo entonces profesionalmente como ornitólogo, el macho apareció cojo, una de sus patas estaba rígida. A la empresa para la que trabajaba le encargaron un seguimiento del periodo de cría, para ver si le afectaba al macho la lesión a la hora de cazar para la prole, y aportar alimento suplementario si no podía cazar. 
Cazaba como un campeón, era una maquina. Le vi llevar al nido palomas, lagartos ocelados, alguna perdiz, ardillas, arrendajos… Cuando cazaba con la hembra era un espectáculo, ella asustaba a las presas, palomas muchas veces, y el macho desde abajo se llevaba alguna. 
Un día estaba yo controlando la pareja bajo un pino que había en la ladera frente al nido. La hembra daba sombra a dos polletes, y el macho controlaba el territorio desde un pino seco, muerto por un rayo, que solía usar para estas cosas, es el posadero que más le molaba. Le vi saltar de la rama, pero le perdí con el telescopio, busque los prismáticos para localizarlo, pero cuando me los lleve a los ojos, el águila se abalanzaba sobre mí y me pego una pasada que me hizo trastabillar. Casi caigo al suelo, cuando me enderece la tenia posada en un pino a menos de 5 metros de mí. Me aleje para no molestar, y se fue al poco. 
Tuve que volver más días a controlarlas, muchos días hizo lo mismo, volar desde alguno de sus posaderos hasta donde yo estaba y posarse al lado. He de decir que había distancia desde donde yo estaba al nido, que no era molestia lo que yo le producía, creo. Pasaba a mi lado un rato, largo o corto, un par de horas máximo. Desde ahí salió un día a echar del territorio a un águila imperial, inmadura, que después encontró pareja y en afinco también en la zona. Menudas broncas tenían los dos vecinos, algunas agarradas espectaculares, o con una pareja de reales que también criaba cerca. Otra vez abandono el posadero que se busco a mi lado para echar del cortadete donde estaba el nido a unas cabras que casi se suben a él. Y así muchas cosas más… 
Poco años después, era febrero creo, volví a ver una pareja de perdis en el valle, pero el macho no era el cojo, era un ave distinta. Supongo que moriría, o que el nuevo macho lo echaría del territorio, no sé que paso. He seguido yendo por ahí, de vez en cuando, cada vez menos, eso es cierto. No porque el nuevo macho me caiga menos simpático, para nada. Pero no puede ser. El caso es que ahí sigue habiendo ahí una pareja de perdis, a pesar de Parques eólicos, gaseoductos, talas y demás. 
 En la foto, el macho cojo.

5 comentarios:

  1. Muy interesantes estas experiencias con las perdiceras, mi rapaz favorita. Ver como una de estas rapaces va hacia ti con intención de expulsarte de su territorio debe ser una pasada! Tienen fama de agresivas pero nunca sospeché que llegaran a tanto. Por cierto enhorabuena por el blog, Albacete es una gran provincia para pajarear, estuve por alli no hace mucho y lo pasamos muy bien.

    Saludos desde Valencia

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  2. Muy buena historia Rafa.

    Cuando la afición nace, crece y crece, y ya nunca muere... algo especial tienen las aves...

    Saludos cordiales.

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  3. Muy buen relato, de los que hacen aficion, saludos. Manuel

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