viernes, 9 de enero de 2015

Otra jornada estupenda de pajareo en la Sierra del Relumbrar

Buenas…
El pasado día 7 disfrute de una nueva jornada de pajareo en la Sierra del Relumbrar, acompañado esta vez por Jess Stokes, Guillermo García-Saúco y Rafa Martínez.
He de decir que disfrute mucho de ella, quizás no vimos algunas de las especies tan cerca como quisiéramos, pero vimos todo, y bien (a estas alturas quizás me estoy volviendo un pelín exigente).
No tardamos en ver la primera águila imperial, un adulto en uno de sus habituales posaderos, esperando a que calentara el sol para iniciar sus primeros vuelos (-6º C a primer hora de la mañana). A lo largo del día vimos mas, esta, su pareja, otro adulto, y un pajizo del año pasado que debía haber nacido en la zona a tenor de cómo se movía por la zona, y de la falta de agresividad de los adultos hacia el.
Buitres leonados vimos muchos, en varios momentos, volando alto, alejados, y también prácticamente sobre nuestras cabezas, gozando del ruido de sus
plumas al romper el viento. Poco hay más emocionante que ver a uno de estos gigantes alados pasar sobre tu cabeza, y ver como se te queda mirando, ¡impresionante!.
Un águila real, un par de gavilanes, cernícalo vulgar… Y ya por la tarde pudimos ver también otra de las estrellas de estas montañas, el buitre negro. Hasta nos permitió fotografiarle (cutremente) en el mismo plano que un pajizo de águila imperial, impensable algo así en esta provincia hasta hace nada.
Durante todo el día bulliciosas hordas de rabilargos registraban el monte en busca de alimentos, puuuf, yo no sé la de centenares de ellas que vimos.
Los mamíferos también tuvieron su tiempo, cabras montes oteando sobre altos roquedos, muflones, varias piaras de jabalí, y venados. En cierto momento me llamo la atención la presencia de una figura extraña entre los arbustos. La verdad es que no tenía muy claro que era, si un tronco seco al que los rayos del sol le hacían brillar de extraña forma, o dios sepa que especie de animal. Finalmente se movió, y yo flipe, una cierva albina, blanca como la leche, acompañada de otras ciervas normales. Se la veía a kilómetros, un blanco fácil para cazadores, o quizás una curiosidad a conservar por el dueño de la finca.
Y muchas cosas mas podría contar de la jornada, pero, me las quedo para mí. Esto es todo de momento.
Que tengáis buen fin de semana. Chauu.




















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