martes, 14 de noviembre de 2017

Llegaron las Vanessa atalanta

Buenas…
Todos los años por estas fechas aparecen por nuestros campos miles de ejemplares de mariposas de la especie Vanessa atalanta, una especie de amplia distribución.
Yo suelo acudir al Parque de Abelardo Sanchez, en pleno centro de Albacete, a donde suelen acudir a alimentarse de los frutos maduros de algunos arbustos.
Este año me estaba costando verlas (supongo que el que el fruto que mas suelen aprovechar aquí , madroño, aun no haya madurado este año tendrá que ver), pero esta tarde por fin, y tras mucho buscar, he podido localizar 2 ejemplares soleándose en el suelo.
Al acercarme a ellas se han comportado como suele hacer esta especie, muy territorial, dar vueltas alrededor de la zona, y al comprobar que no soy peligroso, vuelta a la actividad que estaba realizando, alimentarse, solearse…
Hasta hace bien poco se sabía casi nada de esta especie (realmente aun no se sabe mucho). El caso es que se ha comprobado que
realizan una de las migraciones más asombrosas del reino animal, llevando a centenares de miles de ejemplares de esta especie, a atravesar Europa, desde los países nórdicos, hasta el mediterráneo, durante los meses de octubre y noviembre. Que un ser de menos de un gramo, cruce Europa, en un viaje de unos 3 mil kilómetros, en 5 semanas, se me antoja casi milagroso, desde luego una maravilla.
Las vanessa atalanta hibernan aquí, pero antes se reproducen. Las orugas crecen a lo largo del invierno, alimentándose de varias plantas entre las que destaca la ortiga. Crecen las orugas siempre que la temperatura sea superior a los 8 grados, a temperaturas inferiores el crecimiento se ralentiza e incluso se para. Con ese requerimiento es fácil entender que por aquí solo se reproduce en las zonas de costa, con un clima más atemperado. Los imagos vuelan ya en invierno, lo días más soleados y cálidos. Y allá para primavera, viajaran todos de nuevo al norte de Europa,
donde se reproducirán de nuevo.
Este lepidóptero pertenece a la familia Nymphalidae. Las ninfas son deidades menores de la mitología griega, asociadas a lugares de la naturaleza, manantiales, arroyos, montes, bosques. Ni que pintado el nombre.
Atalanta era una bella heroína griega consagrada a Artemisa, diosa de la caza y de los montes. El estar consagrada implicaba mantenerse virgen, y un oráculo predijo que si algún día se casaba, seria convertida en un animal. Así que ella, muy fuerte, decidió que el que quisiera casarse con ella debía ganarle en una carrera. Si el pretendiente vencía conseguiría desposarla, y si no, ella lo mataría. Debía estar Atalanta bien buena porque muchos fracasaron en el intento a pesar de saber el destino si fracasaban. Pero
apareció un listo, no está claro si Melanion o Hipómenes, que desarrollo una treta para vencer a Atalanta. Tenía una manzanas de oro que le había regalado la diosa del amor, Afrodita, y durante la carrera, cada vez que Atalanta se acercaba (siempre daba ventaja a sus pretendientes sabedora de su superioridad) arrojaba alguna al suelo. Ella, hechizada por la belleza de las manzanas se detenía a recogerlas (como si me lanzan a mi billetes de 50 euros), y el pretendiente la venció y consiguió casarse con ella. Una vez, juguetones los dos, no se les ocurrió otra cosa que irse a retozar al palacio de la diosa Cibeles, a la que esto no le molo mucho, y convirtió a los novios en leones macho, para que no volvieran a gozar, y además los unció a su propio carro.
En fin, que se me va la olla. Con esto acabo esta tarde, hasta otro rato.
Chauu.

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