El año pasado (junio y julio) participe como voluntariado en el hacking de quebrantahuesos Gypaetus barbatus que la Fundación Gypaetus realiza en Jaén. Por entonces escribe una entrada para el blog que tenia por ahí perdida. Aunque es un tanto ñoña, ñoños fueron esos tiempos, la pongo ahora por aquí para dejar constancia de lo pasado esos días.
“Vuelo sobre amplios valles, por profundos barrancos, observando con detenimiento sus laderas en búsqueda de algo. Vuelo bajo, la sensación de velocidad es emocionante. A veces cojo altura, dando grandes giro subo, y cuando llego muy alto me lanzo a gran velocidad buscando otro valle más lejano. Solo oigo el ruido del viento al chocar contra mí”. Esto que ha aquí copio es la descripción de un sueño que se repite habitualmente cada vez que duermo, desde que era chico, y que escribí en una especie de diario hace ya 14 años. Por esa época poco sabia yo de aves. Pocos años después, casi de casualidad, entro de lleno en el mundo de la ornitología, “del pajareo”, hasta el punto de haberme ganado la vida contando pájaros.
De entre todos los grupos de aves, le he dedicado más tiempo y esfuerzo a las rapaces. Su poder, la soberbia imagen de estas aves es muy atractiva. Y dentro de las rapaces, las necrófagas son las que me llaman la atención. Su tremendo tamaño, la facilidad para recorrer grandes distancias sin esfuerzo, simplemente dejando llevar sus colosales cuerpos por el viento. Y quizás también por ser aves que durante décadas han sido masacradas por las personas, con venenos, a tiros, etc. Todo esto hizo que “empatizara” mas con ellas.
A mediados de la pasada década tuve conocimiento de que en la vecina Jaén se estaba desarrollando un programa de reintroducción de una necrófaga extinguida hace no demasiadas décadas de esta zona, el quebrantahuesos. ¡¡Flipante!!, que alguien se embarcara en un proyecto tan bonito, tan cerca mi zona de campeo me pareció maravilloso, desde entonces he seguido a la Fundación Gypaetus (FG) en todos sus movimientos. Y surgió un sueño, bueno, más bien una ilusión, participar de alguna manera en ese proyecto.
El 29 de diciembre del 2006 estaba yo con dos compis de la SAO, Jesús Arribas y José Manuel Reolid dando una vuelta por Tus, al sur de Albacete, entre los Calares del Mundo y de la Sima, una de las zonas más bonitas de mi provincia. Estábamos a pie de uno de los tremendos cortados del Calar del Mundo observando buitres y me llamo la atención una silueta extraña. Ahora tratare de repetir fielmente las frases que surgieron inmediatamente a la observación del ave, perdón por los tacos, pero es oportuno:
- Yo: ¡Hostias, un quebrantahuesos!.
- José Manuel: ¡Venga Rafa, no me jodas!.
- Yo: ¡Que si hombre, allá arriba!.
José Manuel y Jesús que no estaban mirando por los prismáticos enseguida los cogieron y vieron lo mismo que se paseaba delante de los míos, un hermosísimo ejemplar juvenil del buitre barbado. No os podéis imaginar la emoción que invadió mi cuerpo, las piernas me temblaban, como cuando a un crio le hacen el regalo deseado en mi cuerpo no cabía mas gozo. Increíble, el primer quebranta que veo, y tengo que verlo en mi tierra. Observamos que tenia las secundaria de su ala decolaradas (una forma de marcaje para poder distinguir los ejemplares liberados durante los 2-3 primeros años de su vida hasta que mudan esas plumas). Nos pusimos en contacto con la FG y de repente ese quebranta ya tenía nombre, se llamaba Tono. Desde ese momento Tono ha acompañado alguno de los momentos más felices de mi vida.
Pocos meses después volví a ver a Tono por Tus, aun recuerdo como se acerco a una buitrera y los buitres le dieron una paliza increíble, le dejaron casi sin plumas en la cola. Pero lo más increíble fue ver como unos minutos después otro quebrantahuesos se acerco a Tono, primarias decoloradas en ala izquierda, no podía ser otro, Libertad. Después de estas hubo más observaciones de quebrantas por estas tierras, mías y de otros compis de la Sociedad Albacetense de Ornitología, también de gente ajena. Y se me ocurrió que yo podía ser el enlace con la FG, así que observación de quebranta que llegaba a mis manos, observación que les mandaba. Una manera sencilla de colaborar en el conocimiento de los movimientos de estas aves. Por aquí han pasado desde entonces muchos quebrantas, a Tono y Libertad hay que sumar Mica, Hortelano, Malena, Cata, Tranco, Quiteria y otros que no pudieron ser identificados. Ahora ya sabemos que la sierra de Albacete y en concreto el Parque Natural de los Calares es una de las zonas preferidas por estas aves. No os podéis imaginar cómo mola saber que si visito esa zona existe la posibilidad de encontrarme a uno de ellos.
Aunque eso de mandar observaciones no estaba mal, de alguna manera me hacía sentir participe de ese tinglado, tenía ganas de participar de manera directa, estar dentro de la FG de alguna forma, y no sabía cómo.
No sé muy bien cuando tuve conocimiento de que la FG realizaba distintos programas de voluntariado. El caso es que cuando supe que se podía participar como voluntario en el hacking, que es la manera que se ha elegido para liberar los quebrantas, quise participar en el. Pero había un problema gordo, el trabajo. Nunca tuve tiempo para dedicarle unas semanas al voluntariado, y eso me fastidiaba una barbaridad. Este año, en el paro, con tiempo libre era la mía. Una situación desagradable llevo a otra deseada durante mucho tiempo, como dice el refrán: “no hay mal que por bien no venga”. Y en cuantico salió la convocatoria del hacking lo solicite. El día que me comunicaron que se aceptaba mi solicitud flipe en colores. Otro sueño a punto de realizarse.
Desde ese día, y hasta el día que me incorpore al voluntariado nervios: ¿Qué me encontraría ahí?, ¿qué tal seria la gente?, ¿cómo me llevaría con ellos?. Nunca había participado en un voluntariado durante tanto tiempo, había miedo por no encajar, o no llevarme bien con la gente. ¡¡Bobadas!!. Las respuestas a esas preguntas ya la tenía al poco de llegar a Pontones, donde la FG tenía alquilada la casa donde nos alojábamos los participantes del hacking. Me lo pase “pipa”.
Mi primer encuentro con el trabajo del hacking no fue un encuentro, fue un encontronazo. Para llegar al hide desde donde se controlaba todo lo que pasaba en la cueva donde se liberaron los quebrantas hay que bajar por un senderico de pendiente muy pronunciada, cuando digo muy, quiero decir ¡¡¡MUUUUY!!!. La bajada con cuidado y tranquilidad es llevadera, de noche algo puñetera. Pero subir es otro cantar. Ese primer día me tocaba turno de tarde, estaba recién llegado de Albacete, no había comido bien, había bebido poco. Cuando acabo el turno y toco subir sentí morir, jajaja. Como ciclista al que le da una pájara no era capaz de subir dos metros sin pararme un rato para poder respirar y descansar. Madre mía que vergüenza pase, todos mis compañeros subiendo por ahí como cabras y yo ahí, tirado, a las primeras de cambio KO. Hasta pensé dejar el voluntariado.
Afortunadamente la idea de abandonar se fue tan rápidamente como vino.
Los días siguientes fui recuperándome y al acabar el voluntariado yo también era un poco cabra.
Se supone que debería contar alguno de los momentos, o de las sensaciones vividas durante el hacking, hay tantas, y muchas de ellas ya las han contado estupendísimamente mis compañeros de hacking (os invito a leer todas sus experiencias en el Cuaderno de Campo de la web de la FG) que la verdad no se que contar, me repetiré seguramente.
Cuando uno llega al hacking, y comienza a observar a las quebrantas, porque han sido 4 las hembras liberadas este año (Viola, Zafra, Marchena y Encina) ve 4 aves, hermosas, pero al fin y al cabo aves. Con el tiempo, conforme pasan las horas, los días observando sus movimientos, las relaciones de unas con otras, con otras aves que visitan la cueva, pasan de ser aves a ser personajes. Igual esto parece absurdo, pero el tiempo nos ha mostrado las distintas personalidades de las 4, muy distintas las unas de las otras. Viola, la mayor, la dominante, un ave tremenda. Zafra independiente y majestuosa, también la rara, la más fácil de distinguir por unas características plumas en su cabeza. Marchena era pura tranquilidad, pasaba de todo. Encina muy caprichosa y quejica, se la oía piar por todo el valle quejándose de todo o pidiendo comida a sus compis de cueva. Estos comportamientos, esta manera de ser de las aves, hacia que cada voluntario congeniara mas con una que con otras. Al final cada ave tenía su club de fans.
Recuerdo muchos momentos bonitos y emocionantes con las quebrantas. Los primeros vuelos fuera de la cueva a mi me dejaron pasmado, es como si llevaran volando toda su vida. A veces, durante algunos vuelos, se las veía vacilar, pero no era falta de pericia, el viento a veces soplaba muy fuerte y las desequilibraba algo en sus vuelos. Pero eso se arreglo con tiempo y entrenamiento, al final del hacking dominaban el viento como unas especialistas.
Una tarde visito la zona una pareja de águilas reales Aquila chrysaetos, acompañada por los pollos ya volanderos nacidos este año. Uno de los adultos tuvo una enganchada con Zafra increíble. El águila arriba, panza arriba Zafra, las dos cogidas por las garras, un espectáculo enorme. Al poco apareció por ahí uno de los miembros de una pareja de cernícalo vulgar Falco tinnunculus que tenía el nido sobre la cueva del hacking. El cernícalo, aguerrido puso orden en la hora de la siesta y tras hacerse notar acabo con la reyerta entre las grandes rapaces y la tranquilidad llego de nuevo al valle.
A esta familia de cernícalos hay que dedicarles unas palabras. Junto a las quebrantas han sido quizás el foco de atención de nuestras miradas, y también de nuestras preocupaciones, sin duda también han sido protagonistas. Cada vez que uno de los quebrantas volaba, al principio desde la cueva, después desde los distintos posaderos, alguno de los cernícalos volaba primero para decirles que ese espacio era suyo, y si entendían que los quebrantas no se daban por aludidos se lanzaban sobre ellos hasta llegar a arañarles con sus pequeñas garras. No han podido tener mejores entrenadores de vuelo los quebrantas que esa pareja, evitando sus ataques aprendieron a hacer picados, multitud de maniobras evasivas que hicieron que enseguida aprendieran los secretos del vuelo. También seguimos la vida intima de los cernícalos. Los quebrantas pasaban muchas horas amuermados, durmiendo
o adormilados. En esos momentos los voluntarios nos dedicábamos a descubrirnos los unos a los otros, a conocernos. Pero también a descubrir nuestro entorno. A los cernícalos les dedicamos mucho tiempo, desde nuestros puntos de observación observamos copulas, como el macho llevaba alimento a la hembra, como preocupado defendía a su pareja y descendencia de quien el estimaba peligroso. Vimos los primeros movimientos de los pollitos, las cebas continuas de los padres. Con tristeza comprobamos como un día los pollos ya no estaban, no habían volado, aun no estaban preparados, y un búho real Bubo bubo estaba rondando la zona. Días después observamos como aun quedaba un pollo, un superviviente del Gran Duque. Cuando acabo el hacking comprobé que no estaba en el nido, creo que aun no estaba listo para volar, otra víctima más quizás del búho real.
También descubrimos al resto de habitantes de la zona. A la zorrilla que nos visitaba con regularidad esperando encontrar algún desperdicio nuestro, al alcotán que volaba frente al hide muchas tardes, a los piquituertos que pasaban sobre nuestras cabezas a las 8 de la tarde, a las chovas piquirrojas que lo hacían a las 9 y que nos indicaban que ya iba acabando nuestra jornada, a escribanos montesinos, roqueros rojos, verderones serranos, muflones, gamos, venados y tantos vecinos que teníamos. Y al paisaje. Nuestro entorno nunca era el mismo, de un día a otro había matices, la luz no era la misma, los colores cambiaban, nuevas formas aparecían ante nosotros.
Hubo también momentos tristes. El día 28 de julio fuimos a Castril. Desde hacía un año el emisor de Tranco, un quebranta liberado en el 2010 daba señales en una zona de esos montes. Las señales no eran muy precisas, así que aunque se busco al ave esta no apareció. En Albacete vimos un quebranta que hizo pensar que Tranco seguía vivo, y que las señales las mandaba el emisor que se le había desprendido. Durante el hacking se consiguieron localizaciones más precisas del gps, la zona era más concreta y se decidió ir a buscarlo. Ese día yo estaba convencido de que íbamos a buscar el emisor, para nada estaba preparado para encontrar a Tranco muerto, que es lo que encontramos. Creo que todos los que participamos en la búsqueda pasamos un mal rato, mucho cabreo e indignación. ¿Por qué los quebrantas tiene que ir precisamente a morir a esa zona de Granada?. No se saben aun la causa de la muerte, pero podemos intuirla, son ya algunos los quebrantahuesos que han muerto envenenados en esa tierra. Espero que Tranco haya sido el último.
Y momentos tristes también fueron las despedidas. Es dificilillo despedirse de gente que te cae muy bien, con la que has pasado muchas horas compartiendo muchas cosas y a los que no sabes si algún día volverás a ver. Pero sobre todo con algunos la cosa fue dolorosa, no llorar fue imposible. Pero es una tristeza alegre, el resultado de haberlo pasado muy bien durante el hacking. Tampoco voy a hablar más de esto porque se me saltan lagrimillas.
Como ya he dicho los quebrantas nos ofrecían muchas horas de tranquilidad que aprovechábamos para conocer la zona y para conocernos entre los voluntarios. También nos conocíamos en la casa en las tareas del hogar, fregando, cocinando, tendiendo o recogiendo ropa, pero sobre todo cenando. En ese momento coincidíamos todos, es el único momento en el que los dos turnos de trabajo podíamos estar juntos y contar nuestras vivencias en el hacking. Pero sobre todo en las cenas es donde nos descubrimos los unos a los otros, donde aprendimos como éramos, nuestras inquietudes, nuestras vivencias, aspiraciones. Nos reímos mucho, hubo momentos grandiosos. También alguna tensión, normal, mucho tiempo juntos, gente distinta, pero todo se reconducía. Puedo decir que estoy muy contento de haber conoció a mis compañeros de hacking, con algunos estoy seguro que tendré más relación que con otros, por cercanía, por afinidad, por lo que sea, pero fue un placer conocerles a todos: a Luis Miguel, a Manu, Alfredo, Cristina, María, Laura, Paco, Carlos, Teresa, Alfonso, a Emilio y a Yurena.
Durante el hacking tuvimos un visitante asiduo, casi todos los días nos visitaba Tono. Como si tuviera la obligación de cuidar de los jóvenes quebrantas, de controlar su evolución, era raro el día que no se pasaba por ahí y nos hacia flipar con su majestuoso vuelo. Grandiosos momentos nos dedico Tono. Las pasadas que hacia sobre nuestras cabezas a mi me dejaban boquiabierto, casi incapaz de hacerle una foto embelesado como estaba con su vuelo, observando cómo nos observaba, como nos estudiaba de arriba de abajo, con descaro, a veces pudiera decirse que con chulería. Pasaba tan cerca de nosotros que podíamos escuchar el ruido que hacían sus alas al cortar el viento. Era un placer verle recorrer las laderas del valle buscando alimento, remontar el vuelo para lanzarse a otro valle, o picar huyendo de los ataques del cernícalo, o simplemente por placer. Cada vez que le he visto volar, a mi mente saltaban mis sueños. Ahora tengo claro que lo que sueño es que soy un quebrantahuesos, no tengo ni una duda. ¡Qué cosa más curiosa!.
Acabo ya este rollo dando las gracias a la Fundación Gypaetus que me dio la oportunidad de vivir en este hacking una de las experiencias más bonitas de mi vida (si no la que mas). Deseándoles que sigan adelante con este bonito proyecto, que esperemos que dentro de no demasiados años de cómo resultado la reproducción de quebrantahuesos en esta parte de la Península. Y animándoles a contar conmigo otro año, “pá lo quesea”. Y sobre todo dándoles las gracias a los compis del hacking por los momentos vividos, deseándoles lo mejor en su vida profesional, y en lo personal. Espero que en algún momento volvamos a vernos, estoy convencido de ello.
Abajo dejo mas fotos, y videos, alguno de ellos creo que bastante chulo.
Chauu.
sábado, 2 de marzo de 2013
Hacking quebrantahuesos en Andalucía 2012
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Muy buena memoria. Nos vas a hacer revivirla a todos los que la leamos. Menos mal que no abandonaste por esa pájara, porque fuiste un muy buen compañero.
ResponderEliminarNiño para mi ha sido un placer conocer a alguien q me parece una persona integra donde las halla y un gran profesional del mundo de la ornitología. Asi q enhora buena y q sigas difundiendo durante mucho tiempo el mundo ornittológico de tu tierra, q yo disfruto mucho siguiendolo x facenook. Un saludo
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